9. «Once More, with Feeling» T6, Ep. 07

Este artículo forma parte de una Lista de los mejores episodios de Spike

No es ningún secreto que este es uno de los mejores episodios de la serie, cuya influencia en la ficción televisiva de género sigue dejándose sentir 25 años después de su emisión. Y no es para menos, pues en sus 50 minutos hay más magia, más risa, más drama, más psicología, más romance, más ingenio y más buenos números musicales que en interminables, costosos y engolados montajes de Broadway o el West End. Aparte de estar ante un encantador espectáculo, «Once More, with Feeling» es también uno de los ejemplos más perfectos y notorios de una de las cualidades de Buffy, cazavampiros que hacen que siga manteniendo incólume su poder de seducción: y es su condición abiertamente posmoderna. De ahí que no solo sea una reinterpretación del género musical dentro del universo de Buffy ―lo que explica que las canciones y los bailes sean fruto de una invocación demoníaca, y tengan consecuencias funestas cuando se llevan a su extremo―, sino que igualmente dirija una mirada metalingüística hacia el propio show, con lo que oscila entre el autohomenaje y la autoparodia. A tal efecto, la trama gira en torno a la incapacidad de Buffy y compañía de reprimir sus emociones, muchas de ellas vergonzantes, al son de la música. Joss Whedon consigue caricaturizar a sus criaturas con cariño, en un azucarado formato de rimas fáciles y notas aún más fáciles, repleto de instantes realmente divertidos. A la vez, empero, los personajes se ven paulatinamente aderezados con tanto glamur, tanta intensidad emocional y tanta belleza ―es, posiblemente, donde más favorecidos salen casi todos los miembros del reparto1―, que sus cuitas sentimentales, sublimadas por la música y la colorista fotografía, nos conmueven como si estuviéramos ante un melodrama del Hollywood dorado. Por último, su metraje condensa los argumentos previamente apuntados para abrir las puertas a una nueva dinámica de la serie, mucho más arriesgada y sombría. Y al frente de todo el tinglado está una Buffy pletórica, aquí como nunca la gran estrella del espectáculo, heroica, hermosa y frágil como jamás la hemos visto. De hecho, de no ser por el nasal timbre de voz de Sarah Michelle Gellar, nadie podría eclipsarla en «Once More, with Feeling»; sin embargo, cuando cantan Anthony Head y Amber Benson, eclipsan a todo el mundo. No es casualidad que Whedon les escriba, aparte de sus respectivas piezas en solitario, varios fragmentos a dúo, y también que Benson a veces haga el backup de las voces femeninas y Head, de las masculinas.

«So, I will walk through the fire/Cause where else can I turn?»

En cualquier caso, si toda la fuerza cantora reside en Tara y Giles, todo el peso dramático de la historia reside en Buffy; y aquí, ya a tumba abierta ―nunca mejor dicho―, Spike encarna el rol del «chico de la película», es decir, el del interés romántico de la protagonista. Por lo tanto, el vampiro inglés tiene una presencia secundaria pero fundamental. Así, la primera vez que aparece, interpreta su solo «Rest in Peace», donde evidencia su frustración por estar enamorado de Buffy sin esperanzas de reciprocidad. James Marsters no solo actúa espléndidamente, como siempre, sino que, en tanto líder de la banda de rock Ghost of the Robot, canta muy bien, con su hermosa y aterciopelada voz de barítono. Luego, cuando vuelve a intervenir en «Once More, with Feeling», es para tener una de esas recurrentes y absurdas discusiones con la slayer, que es cada vez más consciente (ante su horror) de que Spike es el único con quien se siente bien. A partir de aquí, y casi siguiendo la manida línea de «chico conoce a chica, chico pierde a chica, chico recupera a chica», el chupasangre británico se distancia de Buffy; o lo intenta, porque finalmente no puede evitar velar por ella y es, en última instancia, quien la salva de morir quemada, lo que resulta chocante por la pasividad de su hermana, su «padre adoptivo» y sus amigos, pero, sobre todo, por la ternura que Spike demuestra para convencerla de que la vida vale la pena. El breve dueto que se cierra con un apasionado beso entre ambos deja claro que él acaba de culminar un sueño inalcanzable; en cambio, Buffy, deprimida y traumatizada, no sabe realmente lo que quiere ni lo que siente. Ello no es óbice para que, con la música subiendo, el coro de voces preguntándose «Y a partir de ahora, ¿qué?», el telón azul cerrándose y el THE END sobreimpresionado, no estemos ante uno de los finales más adorables de la serie.

1 Xander es la excepción, pues el mejor Nicholas Brendon lo vimos en las temporadas previas.

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