7. «Lovers Walk» T3, Ep. 08

Este artículo forma parte de una Lista de los mejores episodios de Spike

Posiblemente, sin este episodio nunca habría existido el personaje de Spike tal y como lo conocemos. Pese a que en la temporada dos ya había dado muestras de su sarcasmo, su exhibicionismo y su impulsividad, es en esta única aparición del vampiro rubio oxigenado en la tercera entrega de las aventuras de Buffy Summers donde mejor se combinan esas tres facetas del carácter de Spike para hacer descollar su lado más cómico con insólita intensidad. No es de extrañar, por tanto, y como ha declarado en varias ocasiones el propio Joss Whedon, que fuese precisamente la interpretación de James Marsters en este capítulo, sobre todo por lo que atañe a su discurso acerca del amor romántico, lo que acabara por convencer al creador del espacio de que debía contar de nuevo con él. Sin duda, ello fue toda una suerte para los fans de la serie, porque, sin Spike, sin el Spike hilarante, cruel, torpe, sexy, zafio, tierno, irónico, obsesivo, insolente, atormentado... de las temporadas siguientes, Buffy, cazavampiros nunca hubiera sido lo mismo.

Un trío pocas veces reunido: Cordelia, Oz y Buffy.

Aunque «Lovers Walk» gire en torno a un tema muy serio ―probablemente, uno de los más serios de la vida―, como lo es el de las relaciones de pareja, y hasta qué punto estamos preparados para entregarnos completamente a la persona amada, destaca sobre todo por ser una de las mejores demostraciones de esa magistral comicidad que traspasa todo el show. Tanto es así que, en sus 45 minutos de duración, se recogen prácticamente todos los tipos de humor, desde el slapstick hasta los juegos de palabras; pero, sin duda, prima por encima de cualquier otro el schadenfreude, o risas basadas en el sufrimiento ajeno. ¿Y de quién es ese sufrimiento que nos arrancará carcajadas? De un Spike borracho y deprimido, que, al haber sido plantado por Drusilla, regresa a Sunnydale con la intención de forzar a Willow para que lance un hechizo que le haga recuperar a su amada. Introducido de nuevo en el universo de Hellmouth con un raccord que ya produce un efecto jocoso, la vuelta de Spike está rodada por David Semel como una versión caricaturesca de su presentación en la temporada anterior. Así, no solamente destroza el mismo cartel de Sunnydale con el mismo coche, sino que pronuncia las mismas palabras: «Hogar, dulce hogar». Sin embargo, esta vez no son sus facciones vampíricas las que vemos, ni su sonrisa chulesca tras encenderse un cigarrillo. Por el contrario, cae al suelo desde su muscle car, completamente beodo, y apenas tiene tiempo de hablar antes de desmayarse. Tras esta entrada «antitriunfal», su ebriedad todavía nos reservará dos o tres momentos desopilantes más, con un Marsters potenciando lo hilarante de la situación gracias a la fisicidad de su actuación. Pero la cosa no acabará ahí. Y es que, si le añadimos al cóctel de alcohol un plañidero estado de ánimo, que lo lleva hablar de Dru y de su rechazo a cualquiera que se cruce en su camino, el gozo está más que asegurado. En todo caso, siendo este un capítulo sobre el amor romántico, el despecho y la desesperación de Spike son solamente la punta del iceberg; porque también están Willow y Xander, quienes, a pesar de tener sendas relaciones estables de pareja, no pueden evitar sucumbir a su mutua atracción; o Buffy y Angel, que se han prometido ser solamente amigos ―después de las trágicas consecuencias de su noche de pasión―, pero que, por supuesto, siguen enamorados. No deja de ser irónico que, en medio de la incapacidad generalizada de los protagonistas para comprometerse, o arriesgarse, o aun comprender o aceptar sus propios impulsos, sea el egoísta redomado, el monstruo sin alma, el único que sea sincero consigo mismo y con los demás respecto a las emociones de todos, las suyas incluidas, y esté dispuesto a hacer lo que sea con tal de recuperar a quien quiere. «Quizá sea la puta del amor, pero al menos soy lo suficiente hombre para admitirlo»: una frase tan mítica como el inicio de esa inusitada amistad entre Joyce y Spike.




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